Era una noche fría y oscura, y después de un día de trabajo muy estresante, no tenía ganas de salir, aún así la soledad me rodeaba, sentía la necesidad de tener a mi lado a una mujer era cada minuto más fuerte... Pensé, dudé y recordé esas bellas damas de Felina Barcelona puticlub, porque quería tener informaciones sobre el servicio de escort a domicilio. Cogí el móvil decidido, llamé y contestó una suave y agradable voz, era la encargada. Le pregunté sobre el servicio de escort a domicilio, sobre las chicas que lo realizaban, y aunque ella no había terminado de explicarme mi cabeza ya había decidido, esta noche la pasaré con una de las chicas de felina.
Obviamente no le dije nada y esperé que acabase la explicación. Para reservar una cita con una escort a domicilio resultó muy fácil. Una vez elegida la chica con la que se desea pasar la noche, asumiendo que esté disponible, la encargada te pregunta algunos datos: nombre, teléfono fijo, dirección, hora y duración de la cita. El teléfono fijo es necesario, así me explicaron, para garantizar que no sea una broma y por la seguridad de la propia escort. Una vez acabada la reserva te llaman al teléfono fijo antes de la cita para controlar y es entonces cuando la reserva se puede considerar confirmada.
Después de haberme explicado todo ese proceso para reservar la cita a mi domicilio, la encargada me preguntó con que escort me gustaría reservar. Le explico que me gustan las chicas morenas, no demasiado altas, y con grandes pechos…ojos preferiblemente marrones, el color de la piel me da igual. Me hace un listado de las chicas que corresponden a mi descripción, cojo el ordenador, avanzo entre las fotos de bellas mujeres y es entonces cuando mis ojos se detienen, hipnotizados por una musa. Se llama Sara, tiene 25 años y es una dominicana de curvas sinuosa. Le pregunto a la encargada por Sara, me confirma que es una óptima elección, en su descripción puedo ver que realiza casi todos los servicios, y opiniones muy favorables. Decido, quiero conocer a Sara. Le pregunto a la encargada como vestirá al venir a mi domicilio, y me asegura que llevará un vestido no demasiado llamativo, nada que haga que la gente sepa cual su profesión…Me asegura total discreción.
La llamada se acaba. Espero. Llega suena el teléfono para confirmar. Contesto y la reserva queda cerrada. No tendré más una noche fría y pensativa, si no una dulce y caliente velada en compañía de una preciosa mujer.
Es la primera vez que reservo una cita a domicilio con una escort, y debo admitir que empiezo a sentir una leve agitación, mil preguntas empiezan a nacer en mi cabeza. ¿Será puntual? ¿No será demasiado llamativa? Será diferente? Elijo no pensar en las respuestas a estas preguntas y simplemente vivir el rato y disfrutar de lo que será.
Son las 10 menos 5 y oigo el timbre sonar, es Sara…Le abro nervioso, expectante de cómo será, me encuentro impaciente en la puerta.. Oigo pasos que se acercan y después de un rato la veo. Su sonrisa, su perfume y su cuerpo… me olvido de todas las dudas que tenía y desde este momento empieza nuestra cita. Dos horas que no olvidaré, dos horas de fantasía, desconectado de fría noche. Una experiencia que suelo recordar… así puedo describir mi cita con Sara, mi puta a domicilio por una noche.